La marca más parisina por excelencia volvió a poner sobre la pasarela trajes de dos piezas pero también vestidos negros cortos y piezas blancas de largo.
Son estos dos colores, una vez más, la base de la colección.
Los estampados primaverales aparecen en vestidos de cuello bebé y mangas farol cortas, con puño que se ajusta al brazo. Los trajes de chaqueta y falda, por encima o por debajo de las rodillas, se tiñen de blanco o colores pastel, mezclando varios de ellos gracias a detalles como el tejido de tweed o cuadros, flores, encajes o bordados en los diseños blancos más delicados con franjas que recorren la pieza de arriba a abajo.
También hay lugar para las faldas de vuelo o abombadas, un estilo que aparece en varias ocasiones, y para los vestidos más ajustados de escote palabra de honor con detalles joya incrustados.
El tinte dramático se expresa a través del maquillaje con ojos ahumados extremadamente marcados, labios rojos y peinado cardado hacia arriba. El look de belleza se completa con complementos como los pendientes de plumas en blanco o negro. Para el calzado, se opta por botines destalonados en blanco y en negro.
Como diseño especial es preciso mencionar el body joya de piedras en varios tonos de gris y detalles en azul en la zona del escote, con tirante fino y aperturas en la cintura que se combina con sandalias tipo mules a juego y el gorro de nadadora del que sale un velo brillante y plateado que cae hasta el suelo.
Besitos
B
Fotos: Vogue