El desfile de Balmain es, junto al de Viktor & Rolf, el más diferente al resto de los que hemos visto por aquí estos días. En él se vieron estilismos creados a base de estructuras de diferentes formas y tamaños. Algunas de acabado redondo, otras en cuadrado, telas plisadas en forma de cruz que suben del pecho al cuello, detalles amplios en los hombros que parecen alas, aletas que suben por toda la pierna hasta la cintura, mangas que se crean en torno al brazo pero que parece que no llegan a tocarlo. El arte moderno se aprecia en cada diseño de aire futurista, algo que se evidencia en algo tan evidente como el maquillaje escogido: cara blanca, sin expresión, con tocados metalizados, gafas redondas y pelo tirante. El mundo del teatro también está presente gracias a esta elaborada puesta en escena. En los pies, continúa la esencia minimalista que apuesta por el blanco o transparente, gracias a botines de punta blancos o sandalias transparentes, o zapatos de punta con cadena dorada. Destacaría los diseños blancos largos con aperturas, tanto en la pierna como en los hombros o escote, o el compuesto por pantalón ancho blanco, cinturón dorado y espectacular collar enrollado a modo de top, aparte de las manos de la modelo.
Besitos
B
Fotos: Vogue