Todos los años el mes de noviembre tiene un día tróspido. Así lo bautizamos el primer año que empezamos el recuento y del que salió lo mejor que nos ocurrió ese diciembre. Aunque hubo muchas más. El caso que 2016, y más visto lo visto, no iba a ser menos. Una mala casualidad, un olvido, un recuerdo que no viene a cuento, un pinchazo, unos cristales.
Todo para arreglarse en un rato en el que alguien te dice no lo que quieres oír si no la verdad. Y te gusta, porque te gusta esa verdad y porque sabes que la es. Aunque dentro de esa verdad quepa de todo. De todo.
Besitos
B