A veces necesitamos unos días, unas horas o un momento para asimilar algo. Hay cosas que llevan más tiempo: semanas, meses, años. Pero lo más importante es el día después. Cuando todavía tenemos la cabeza llena de los momentos que no podemos quitarnos y que nos hacen formar la idea que tenemos de ese asunto en cuestión. Esta puede que sea la que recordaremos siempre o no. La mente tiende a olvidar los malos ratos. Pero los buenos se quedan grabados a fuego desde el primer momento y eso ya nadie nos lo puede quitar. Lo mismo que con los malos, sí, pero por eso es importante saber cuáles merece la pena recordar, con cuales es mejor quedarse y con cuales queremos vivir. Para poder sobrevivir.
Besitos
B