Los días mojados pueden ser los más beneficiosos. Algo que esté seco no tiene vida, no es dinámico, no tiene gracia. A lo mejor por eso la vida se desliza sobre esos momentos en los que el agua fluye de donde sea y se lleva a su paso lo que tiene que llevarse, y deposita en las orillas lo que debe. El agua. A lo mejor ella lo guía todo. Aunque no nos demos cuenta o nunca lo hubiéramos pensado. Aunque siempre aparezca el segundo día y pensaras que era un fastidio. No puede ser malo el agua. Algo que llevamos dentro, que se derrite en nuestras manos, o en cualquier parte, de cuerpo también. Agua que caía sobre el coche, sobre nosotros, sobre el paragüas que se hizo miles de kilómetros para quedarse en casa. Agua dulce y con sal, rica, salada, cántabra, fría entonces. Caliente también, donde fuera. Donde tenía que ser. En todas sus versiones y a cual mejor. No hay quejas. No las tiene. No las veo.
Besitos
B