Igual que los días de lluvia pueden ser buenos los días soleados no tienen por qué ser espectaculares. A veces no necesitamos razones ni para estar bien ni para estar mal. Y otras nos basta el más mínimo detalle para arreglar o estropear un día. El problema es cuando dejamos que una tontería nos arruine el resto, normalmente asociado a gente que no merece que estemos mal por ellos, y lo bueno es cuando sabemos sacar todo el partido de cualquier cosa, y sobre todo sin buscarlo. Es decir, tampoco hay que volverse loco buscando con lupa el rayo de luz si no lo encontramos. Normalmente las cosas que más se buscan son las que nunca se encuentran. Por eso es mucho mejor dejar que las cosas nos sorprendan, que la vida nos pille desprevenidos y que no estemos pendientes de nada, sí, de nada, en ocasiones es lo MEJOR que podemos hacer. Y así y solo así un día descubriremos qué es eso que ha fallado o que ha salido bien. Y nos sorprenderemos. Sólo así seremos capaz de darnos cuenta de que las grandes cosas de la vida a menudo son las más pequeñas.
Besitos
B