A veces hasta que no vemos las cosas no nos damos cuenta del daño que hacen. Dicen que ojos que no ven corazón que no siente y no sé hasta qué punto es verdad. La imaginación también da mucho de sí. Tanto que a menudo va más allá de lo posible. Y a lo mejor duele tanto cuando las cosas que pasan son aquellas que siempre vimos como imposibles. El más mínimo detalle puede empañar un buen día. Y lo más grande que tenemos entre manos puede tambalearse si no está en orden lo que debería estarlo. ¿O es que tal vez no debería estarlo de serie? ¿Quién decide lo que tiene que estar bien o lo que no? Ni idea. ¿No? El caso que lo que un día nos gusta al día siguiente lo rechazamos. Los días de lluvia que pueden ser preciosos, inspiradores y tranquilos pueden convertirse en verdaderos caos, oscuros y lúgubres. Y es muy, muy difícil que no contagien el resto de variables que sí que podemos resolver. Pero no imposible. Igual que lo que nos imaginábamos...
Besitos
B