Rodarte ha presentado una colección muy elaborada y cargada de detalles, complementos y adornos posibles.
En cuanto a los colores, ha optado, una vez más, por una base blanca que ha combinado con detalles rojos, negros, estampados o topos. Ha introducido tejidos como el crochet en vestidos largos haciendo franjas horizontales.
Lejos de ser sencillos, los vestidos blancos aparecen envueltos en tules o volantes y lazos, y en ocasiones, en todos a la vez. Hay diseños que no contienen ni una sola parte lisa.
Hay otros que se tiñen enteros de un solo color, como puede ser el rojo o el morado.
Los destellos metalizados también han estado muy presentes en diseños cortos con grandes botones y un acabado galáctico.
La mezcla, de tejidos, de colores y de formas ha sido la base de esta colección que ha sorprendido hasta en el calzado, con brillantes zapatos de punta con lazos en el empeine o sandalias atadas con varios lazos más pequeños.
Obligada mención merece el look de belleza, con elaborados tocados con muchas rosas rojas o flores de otros colores rodeando toda la cabeza. Los labios rojos y la sombra de ojos en tonos fuertes como el azul celeste, el fucsia o el amarillo completaban la estética del desfile que se apreciaba en cualquier parte que lo componía.
Rodarte ha querido mantener el aire aniñado que destilaba en otras colecciones gracias a diseños blancos y mucho tul, pero lo ha adentrado en un mundo de fantasía y poder de color gracias a sus nuevos diseños.
Besitos
B
Fotos: Vogue
Fotos: Vogue