El color rosa, el azul y las transparencias son tres de las señas de identidad de este desfile en el que tampoco falta el negro, que tiñe estilismos enteros y algunos toques de blanco.
La estética aniñada se ve en esos looks en los que predomina el rosa, casi translúcido, en delicadas y románticas piezas como vestidos de manga larga con bordados en otros tonos, en prendas de acabado satinado, como el vestido por la cintura con volantes en un lateral o el de corte princesa, pero sobre todo en prendas de gasa. Este material también acoge a otro de los colores del desfile, el azul, en prendas muy delicadas y de inspiración lencera, además del negro, también presente en trajes.
Pero no solo en negro, si no que el azul marino o algún tono de efecto metalizado se presenta en trajes de chaqueta y pantalón con detalles especiales como ribetes en otro tono formando estilismos elegantes y preciosos.
En los zapatos se alternan sandalias planas o de tacón, pero en el mismo estilo, con tiras casi transparentes y bolas de adorno, o zapatillas entre el rosa y el metalizado.
Me gusta ese aire naif que tiene la colección pero que se combina con partes más agresivas o potentes con las gasas negras o los trajes.
Sin duda, se trata de uno de esos desfiles de los que sacaría partido a más de una pieza.
Besitos
B
Fotos: Vogue