Como la semana pasada no tuve tiempo de publicar esta sección el domingo porque no estaba en casa, hoy voy a dedicar algunos de estos pequeños homenajes a cosas que me han hecho feliz tanto esta semana pasada como la anterior. Según lo escribo me estoy dando cuenta de que hoy tampoco es domingo pero con esto del puente las sensaciones están un poco cambiadas. Sea por lo que sea, aprovecho y os dejo por aquí.
Fotos: Pinterest, Stradivarius, Tripadvisor.
Unos desayunos. Si hay algo que merece la pena de los viajes, es el desayuno. No porque en casa no lo hagamos o no lo hagamos bien o elaborado. Puedo hacerme unas tostadas a las 6 de la mañana si es mi hora de levantarme y me apetecen. Pero es cierto que en vacaciones como que se disfrutan más. Aunque no nos levantemos excesivamente tarde, da igual la hora que sea, un desayuno de hotel o de un sitio bonito, o en un lugar especial rodeado de manjares de todas las clases, salados, dulces, frescos, calientes, sanos, combinados, es un buffet de oportunidades que se nos ha brindado en esta vida por algo muy bueno que debimos hacer en las anteriores. Mis desayunos en Ibiza son prueba de ello y creo que los disfruté tanto que no voy a ser capaz de olvidarlos nunca. (La foto no es mía).
Una fruta. Comer melón por primera vez en la temporada es una sensación que no se olvida. Es como el primer día que podemos salir en manga corta o pantalón corto a la calle. Lo rico que está y lo que se le echa de menos en invierno me hicieron pillarlo con más ganas todavía en esos desayunos intercontinentales ibicencos de los que os hablaba hace un poco. Para recordar y soñar.
Una playa. A veces tomamos decisiones improvisadas que nos llevan a lugares en los que no pensábamos que estaríamos en ese determinado momento pero que se convierten, en parte gracias a ello, en una de las mejores decisiones que tomamos en nuestra vida. Algo así fue lo que me llevó hace unos días a terminar tumbada en la arena blanca de la Playa de Illetes, Formentera. No tengo palabras para describirla porque las que encuentro se me quedan cortas. Solo sé que nunca había visto un agua tan azul ni un paisaje de ese estilo tan espectacular. Me parece increíble que tengamos un paraíso así tan cerca. La foto no es mía pero os prometo que la miraseis desde donde la miraseis, el agua tenía ese color.
Una canción. Wake me up, de Avicii. Los que me conocen bien saben que una de mis canciones más favoritas del mundo (tengo tantas especiales que soy incapaz de elegir una sola) es una del músico sueco que nos dejó hace unos días. La pena y la tristeza van unidas a los agradecida que me siento de poder disfrutar de estas canciones para siempre. Últimamente no escucho otra cosa que no sea Avicii y me he dado cuenta de cuánto me llegó a gustar esta canción, su videoclip y de lo mucho que me sigue gustando.
Unos pendientes. No puedo enseñároslos ni deciros que este punto pertenece a una historia con un final feliz, porque tampoco sé si es un final, pero sí que puedo deciros que en Ibiza me enamoré de unos pendientes que cuando volví a por ellos no pude llevarme porque la tienda estaba cerrada. Por el día y la hora que era debería haber estado abierta, por lo que no sé bien qué es lo que sucedió pero me vine sin ellos. Pero confío en que la historia no acabe aquí. Hay muchos parecidos en muchas tiendas por aquí, similares, pero no iguales. Y es que cuando se te mete una cosa entre ceja y ceja no se admiten dobles ni suplentes. Hay cosas irreemplazables. Os diré solo que eran de este estilo, pero nada que ver con estos. Por si vais por Ibiza, la tienda se llama Chévere y os dejó aquí su página web.Tenían un puesto en la calle y luego más cosas dentro del local. Se encuentra en las calles del barrio blanco al lado del puerto.
Una pulsera de conchas. He visto que ahora se llevan las conchas en la joyería. Me hace un poco de gracia lo de 'ahora' porque cada verano me traía yo una pulsera de una playa distinta y a menudo el adorno de esas baratejas de cuerda eran precisamente unas conchas. No hay complemento más marino que una concha. Nos recuerda al mar, a los días de verano, a la playa. Me encantaba lucirlas y aunque se me rompieran las seguía guardando. Estos días he visto modelos nuevos en las tiendas y he descubierto una en concreto me ha encantado, por cómo puede lucirse no en la muñeca, si no en la parte de arriba del brazo. El caso que ahora no la encuentro y solo puedo describírosla porque se me quedó grabada a fuego. Era un brazalete fino en color oro, abierto y en cada extremo tenía una concha pequeña y blanca. A falta de esta opción, os dejo esta pulsera y este colgante de Stradivarius.
Una serie. Sé que con Netflix y con una oferta tan variada como tenemos hoy en día cuesta más engancharse a una serie que emiten en televisión un determinado día a la semana y que nos obliga a verla a una hora en concreto. Pero la semana pasada comenzó en la 1 de TVE La otra mirada. Yo no me acordé de su estreno y la vi dos días más tarde por internet (en A la carta están disponibles todos los capítulos de todas las series de TVE) y me gustó. Me pareció más una telenovela de las que emiten por las tardes, como fue Seis Hermanas, por ejemplo, pero este tipo de series, y además, de época, me entretienen y me enganchan. Esta de momento mucho enganche no tiene, pero la estética y las actrices, entre ellas, la protagonista, Macarena García, son un buen reclamo. De momento, solo lleva un capítulo y mi personaje favorito ya es el que interpreta Patricia López Arnaiz.
Veremos el éxito que tiene y cómo se desarrolla la trama pero de momento, y si os van este tipo de ficciones, os animo a verla. Esta noche emiten el segundo capítulo.
Besitos
B