Feliz día de Reyes.
Y hasta aquí. Por fin se han acabado estos días, de reuniones familiares, de comida a todas horas, de compras, de gente por todas partes, de regalos, de felicitaciones y de falserío. Ya podemos volver a ser nosotros mismos. A vivir nuestra vida con quien la vivimos el resto del año desde hace tanto tiempo. A nuestras costumbres, a las que nos gustan y a las que no nos quedan más remedio. Volver pero con algo más. Unos regalos que estrenar, unos recuerdos que no se podrán borrar, unos sentimientos únicos e irreemplazables que nos acompañarán el resto de nuestra vida cuando pensemos en las Navidades de 2016 y en el comienzo de 2017. A final de año nos vemos, y nos contamos cómo nos ha ido. O nos callamos y nos miramos a los ojos sin decir nada si con la mirada podemos llegar a decirnos de todo. Si es el caso, hazlo. Que yo te entenderé. No te preguntaré nada. Y si lo quieres, o no, te abrazaré. No te prometo una sonrisa, no te negaré una lágrima. Solo te invitarás tú mismo a pensar en lo que has hecho y en lo que no. En lo que hiciste y en lo que no. Pensarás en ti Solo en ti, aunque en ese momento no te lo creas y hables de alguien más. En el fondo siempre estarás pensando en ti y en tu vida. En lo que has hecho con ella y en lo que has perdido en ella. Y cuando llegue el momento si quieres, o si no, yo estaré ahí. Para contar unas navidades más, para seguir acumulando recuerdos, regalos, Nochebuenas, Nocheviejas, noches de Reyes y días de vida.
Llenas de vida. De tu vida. Y de la mía.
Besitos
B