Al final creo que me ha quedado el blog menos navideño de lo que me propuse en principio. He intentado pasarme por aquí siempre que he podido pero en realidad las navidades son dos semanas llenas de poco tiempo. O de tiempo ocupado. Según como lo mires puede ser una cosa o la otra. El truco está en ver en cual de los dos lados estamos. El caso que a estas navidades les quedan pocas horas y no merece la pena ni hacer balance de ellas.
Hoy es la noche más mágica del año. Lo especial que se siente el día previo al de los Reyes es algo que no se puede explicar: o se siente o no se siente. Y advierto que sentirlo es lo mejor del mundo. Saludar a Melchor, Gaspar y Baltasar como si fueran los de verdad -todos sabemos que los de la Cabalgata de Reyes de Madrid, lo son-, es todo a lo que aspiramos este día. Por eso me ha gustado ir todos estos años para verlos un poco más de cerca y pedirles por lo bajo los deseos que pido para el año nuevo, hasta el siguiente 5 de enero.
Pero en la Castellana hay muchos niños y no niños cargados de ideas en la cabeza que quieren hace realidad y por lo visto los Reyes Magos no pueden hacer caso a todos. Tened en cuenta que aunque trabajen una sola noche al año es una noche muy intensa. Es normal. Por eso lo que hay que hacer es probar suerte todos los años, porque eso es lo que tienen los Reyes Magos, que como las cosas buenas vuelven siempre.
Hoy hace un año de algo. El 5 de enero de 2016 fue un día muy especial que recuerdo con cariño por varios motivos. Fue un día de primeras veces y por lo que veo de últimas. Fue un día de promesas, cumplidas e incumplidas. Fue un día de deseos, realizados y por llegar. Fue el principio de una etapa que ya ha finalizado, aunque solo sea por primera vez, que hoy cumple un año y que me ha demostrado que todo llega. El 5 de enero de 2016 me prometí a mí misma algo, lo único que le pedía a 2016. Bueno, la segunda cosa más importante. La primera era otra. Y a día de hoy puedo decir que se hizo realidad, aun cuando lo estaba pidiendo con los ojos entreabiertos porque no llegaba a pensar que sucedería de verdad. Pero así fue. Después de muchos años, muchos sueños, muchos momentos imaginando lo inimaginable y sabiendo con certeza que el día que llegara a ocurrir no sería cuando yo lo había imaginado en mi cabeza, al final llegó, Justo en ese momento, del año, que no de la vida.
Por ello, si queréis algo de verdad, solo tenéis que mirar a la cara a estos tres magos que vienen todos los años desde tan lejos para hacer nuestros pequeños o grandes sueños realidad, y pedirles lo que queremos. Pero solo lo que queremos de verdad. Lo que nadie más que ellos, que para eso son magos, nos pueden traer. Hacedlo porque si no lo pedimos nunca lo sabremos. Y quién sabe si este año, o el que viene, o alguno de estos nos levantaremos y tendremos a los pies de la cama o dentro de ella lo que tanto hemos deseado, desde siempre.
Feliz noche de reyes. Que la magia y la ilusión no os abandonen nunca porque ese es el peor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos y no están los tiempos como para permitirnos ese lujo.
Besitos
B